Eso fue en el equinoccio de otoño del año pasado.
Después decía:
"-Tenía una cicatriz, me operaron de niña-"
en pasado, como si ya no estuviera.
La gente respondía:
-"pues no se nota nada"-
Lo importante, para mi ya no estaba.
Siempre tuve claro que quería convertirla en algo hermoso
que se integrara y cumpliera su función en el dibujo.
El Ave Fénix alzando su primer vuelo al resurgir de las cenizas, como hacemos en la vida, una y otra vez.
Las dos montañitas que forma mi tripa son sus alas vistas desde atrás.
Jose pilló la idea en cuanto echó un vistazo, asomándose por encima del mostrador.
Era mi primer tatuaje,
me preguntaba detalles que yo ni me había planteado,
mi respuesta:
-"Tú eres el experto, lo dejo a tu criterio"-
me dijo:
-" Va a ser grande"-
El resultado superó todas mis expectativas.
Así que, 7 meses después, que bien que fui a Drac Tatto.
Haría falta todo un reportaje fotográfico profesional para mostrar cada detalle, verlo en vivo para poder apreciar como se adapta a mi,
como si siempre hubiera estado ahí.
Gracias Jose Campos Dractattoo
Eres un pedazo de artista,
No me cansaré de repetirlo.
Fui directa allí, por la recomendación de un amigo.
No miré ningún otro sitio
Fue la mejor decisión.
Me impactó leer en su web, cito "Un tatuaje es una herida..." porque nunca me había parado a pensarlo, y me pareció un enfoque honesto y veraz,
en plan:
Abre los ojos y ten claro que vas a hacerte una herida,
hermosa, pero una herida, en tu piel, en tu cuerpo
Desde esa perspectiva, redefine el concepto HERIDA,
despojándolo de toda connotación negativa
y en mi caso además se trataba de pagar a una persona para que me haga una herida con la esperanza de transformar una cicatriz de mi pasado en algo hermoso.
pero sigue siendo una herida
una herida que eliges hacerla
una herida que decides hacerla
una herida que aceptas como algo positivo
desde un primer momento
y ocurrió,
la magia del tatuaje perfecto hecho en el momento preciso por la persona adecuada:
Eliminó la cicatriz, así es como lo siento, ya no está, desapareció al grabar a tinta ese Ave Fénix,
mi elemental con el que sellé mi compromiso de por vida al tatuarlo en mi cuerpo físico,
el único lugar de mi ser en el que aún no era visible.
Tenía claro que debía ser un Ave Fénix desde hacía varios años pero faltaban el diseño y el tatuador.
Llegué a localizar a la ilustradora Recóndita pero no me convenció que hiciera el diseño a partir de una foto.
