¿Te has parado a pensar cuanto daño te han hecho en nombre de esa afirmación?
Amig@s y familiares bienintencionad@s te arrastran a su estilo de vida, deciden por ti, te organizan planes y actividades sin pedirte opinión.
Y te sientes obligad@ a aceptarlo aunque dentro de ti sabes que no es lo que necesitas en ese momento.
Cuando pones objeciones sale el típico "lo hago por ti" "solo quiero ayudarte"... que sin ser conscientes de ello, activa tu culpabilidad, te sabe mal rechazar algo o a alguien que "solo actúa por tu bien".
Al final, tod@s l@s implicad@s salen decepcionad@s en el mejor de los casos o incluso heridos, o se sienten engañad@s al ver que esa "ayuda desinteresada" no tuvo en cuenta las necesidades, deseos, gustos, intereses, circunstancias... el proceso de la persona a la que pretendían ayudar.
Demasiado a menudo nos falta honestidad hacia nosotr@s mism@s para reconocer nuestras verdaderas motivaciones.
Es mucho más fácil ponernos a arreglar la vida de l@s demás que la propia.
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