viernes, 17 de julio de 2015

Un ejemplo práctico de agradecimiento con un toque sarcástico

Gracias a que la vedel de la sala de estudio del Quint sustrajo un objeto de mi bolso durante los diez minutos que la bibliotecaria tardó en prestarme unos libros, ahora paso más horas aquí y las aprovecho mejor.

Antes, salía a almorzar fuera, o a casa si había olvidado algo y así, caminaba, me despejaba y estaba de vuelta en veinte minutos,

Ahora, gracias a ese pequeño hurto valorado en unos diez o quince euros, paseo por la sala mientras escribo estas líneas disfrutando del aire acondicionado municipal que pago con mis impuestos, en lugar de salir a las calurosas calles de Mislata.

En otros tiempos, habría ido a discutirle por su mala acción, alimentando con ello esa negatividad, pero ahora, simplemente, le saco partido a la situación, adaptándome de un modo que la maldad de esa persona traiga alguna consecuencia positiva a mi vida.

Solo puedo sonreirme ante toda la situación:

A unos quince minutos del cierre, nadie más en las instalaciones, la bibliotecaria especialmente lenta y torpe para aclararse con renovar un libro, devolver otro...

Solo hay una puerta abierta para entrar desde la calle, pasando por donde yo estaba poniendo a prueba mi paciencia y resignación, pregutándome cuanto tardaría en poder ir a la sala de estudio contigua a por mis cosas

La vedel desaparece discretamente.

Ya en casa, al descubrir lo que falta, todo encaja

Nuestra vida cotidiana nos presenta con cierta frecuencia situaciones de este tipo, donde nuestra reacción y nuestro sentir marcan la diferencia y nos permite comprobar como somos y como son las personas que nos rodean.

¿cómo habrías reaccionado tú ante algo así?


No hay comentarios:

Publicar un comentario