Cualquiera
puede vivir
sin estar enjaulad@
si está dispuest@
a asumir
el coste de oportunidad
de su propia libertad.
Mi experiencia es que cada un@ puede decidir si sigue siendo el hamster o abre la puerta y se larga.
Yo me liberé hace unos 16 añitos, gracias a que me despidieron por quedarme embarazada.
Durante una larga temporada volvía a dormir ahí de tanto en tanto, o la jaula se armaba a mi alrededor sin darme cuenta, pero ya siempre estaba la puerta sin llave, yo podía volver a salir.
A día de hoy, ni sé donde quedó esa cárcel;
mis últimos grilletes cayeron con mi divorcio
hace menos de 6 meses.
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